En la esquina azul......!!!!!!!
Saying it had the right to block “controversial or unsavory” text messages, Verizon Wireless last week rejected a request from Naral Pro-Choice America, the abortion rights group, to make Verizon’s mobile network available for a text-message program.(NY Times, 27 de agosto 2007, parte de la nota "Verizon Reverses Itself on Abortion Messages" )
y en la esquina roja....!!!!!!!
Despite a heavy military and police presence, protests gained momentum through the day in several parts of the city. But with the authorities clamping down on telephone and Internet communications, human rights groups and exiles said they were having increasing difficulty in getting information. (NY Times, 27 de agosto 2007, parte de la nota "Myanmar Forces Fire on Protesters")
Como suele decirse, independientemente de quien gane, ya perdimos todos.
Thursday, September 27, 2007
Thursday, March 01, 2007
¡¡Passport-Scotch!!
Recuerdo que desde chico, ir a sacar el pasaporte era toda una misión. Para empezar, uno tenía que faltar a la escuela, lo cual hacía de aquello todo un día de campo (salvo aquella vez que mi mamá aprovechó la explanada de la Delegación Benito Juárez, para ponerme a estudiar). Uno preparaba sus ropas, tendrían que ser cómodas, se dormía temprano, para poder llegar con el alba a la delegación y tomarse las fotos, y sacar las mil y un copias que por esos días eran necesarias.
Por alguna razón que suelo intuir (el poco efectivo que se encuentra en mis bolsillos), he tenido que ir por aquel mentado documento en muchas ocasiones, mis últimos 5 pasaportes han sido por un año cada uno, y cada una de las visitas a la delegación tiene su propio encanto, pero si algo comparten todas, es la constante ineficiencia en la expedición de pasaportes en los Estados Unidos Mexicanos.
Alguien podría responderme: ¿Por qué chingados es tan difícil tramitar un maldito pasaporte? Le doy vueltas y vueltas a esta pregunta, y en realidad no encuentro una respuesta contundente. Para empezar, el pago de derechos por el citado documento, es uno alto, ¡1630 pesos por 10 años!, es decir, no me están haciendo el favor, estoy pagando por una libreta de 32 páginas, lo que nunca he pagado por un libro, ¡cada hoja en esta libreta tiene el valor de 50 pesos! Pero la peor parte no esta en el desfalco económico, sino en el del tiempo y el esfuerzo.
Hoy me levanté a las 6: 30 a.m., cosa que no hacía, desde que fui por mi anterior pasaporte, me vi en el espejo del baño y me dije, “Hoy es el la última vez, en los próximos 10 años, que tendré que hacer esta pinche procesión”. Lo mío fue un mal pronóstico, que revelaba mi arduo deseo por no tener que someterme a la disposición de mi tiempo por parte de un burócrata, aunque esto aún no lo sabía. En el camino iba contento, pensaba, 10 años, es un chingo de tiempo…, mi cara de 25 años seguirá apareciendo en un documento que podría estar usando a los 35 años. Pensaba en que tal vez, a esa edad, ya no sería como hoy, y que el pasaporte sería un fresco recuerdo de aquel venticincoañero, que lo único que quería era tener un pasaporte. Llegué y la delegación Benito Juárez y un amable oficial me ofreció un lugar donde estacionarme (!gratuito!), y mi deseo se reavivo, y sólo pude decirme “carajo, tal vez, ahora la expedición de pasaportes es un acto de civilidad absoluta…”
Sólo fue necesario salir del estacionamiento para darme cuenta, que todo era un fantasía (mi cabeza oía la voz dolorosa de Roger Waters diciendo “But it was only fantasy.The wall was too high, As you can see.No matter how he tried, He could not break free. And the worms ate into his brain.”) La fila con gente, esperando lograr el milagro de convertir 1630 pesos en un pasaporte, era enorme. Pero yo aún, en este momento con más candidez que voluntad), decidí formarme, solo para inmediatamente después darme cuenta que las “fichas” que uno tiene que tener, para poder entrar a la oficina y ser sujeto del derecho de obtener un pasaporte, se habían acabado por el día de hoy.
- Disculpe joven, quien esta entregando las fichas
- Aquel sujeto, de lentes, pero ya no hay joven, ya se acabaron
- ¿Cómo? ¿Desde cuando se acabaron?
- No, pues ya tiene rato, se tiene que venir temprano, hay gente que se viene a para aquí desde las 4:30 a.m.
Vi a lo lejos, a aquel extraño pastor, el sujeto donde se depositaba todo el poder, el tipo de las fichas.
-Disculpe, ¿podría darme una ficha?
-No, ya no hay.
-¿Cuántas fichas dan diario?
-300
El sujeto de los lentes, era una un celoso guardián del misterio alrededor de los pasaportes. Pensé en insultarlo, pero no se puede denostar a aquel que controla las llaves del paraíso.
Con la mirada clavada en el suelo, regresé al estacionamiento. Sobre mí sentía la mirada piadosa, pero a la vez aliviada, de todos aquellos que esa mañana, sí podrían tramitar su pasaporte. En el coche, pensaba, mañana yo seré uno de ellos.
Por alguna razón que suelo intuir (el poco efectivo que se encuentra en mis bolsillos), he tenido que ir por aquel mentado documento en muchas ocasiones, mis últimos 5 pasaportes han sido por un año cada uno, y cada una de las visitas a la delegación tiene su propio encanto, pero si algo comparten todas, es la constante ineficiencia en la expedición de pasaportes en los Estados Unidos Mexicanos.
Alguien podría responderme: ¿Por qué chingados es tan difícil tramitar un maldito pasaporte? Le doy vueltas y vueltas a esta pregunta, y en realidad no encuentro una respuesta contundente. Para empezar, el pago de derechos por el citado documento, es uno alto, ¡1630 pesos por 10 años!, es decir, no me están haciendo el favor, estoy pagando por una libreta de 32 páginas, lo que nunca he pagado por un libro, ¡cada hoja en esta libreta tiene el valor de 50 pesos! Pero la peor parte no esta en el desfalco económico, sino en el del tiempo y el esfuerzo.
Hoy me levanté a las 6: 30 a.m., cosa que no hacía, desde que fui por mi anterior pasaporte, me vi en el espejo del baño y me dije, “Hoy es el la última vez, en los próximos 10 años, que tendré que hacer esta pinche procesión”. Lo mío fue un mal pronóstico, que revelaba mi arduo deseo por no tener que someterme a la disposición de mi tiempo por parte de un burócrata, aunque esto aún no lo sabía. En el camino iba contento, pensaba, 10 años, es un chingo de tiempo…, mi cara de 25 años seguirá apareciendo en un documento que podría estar usando a los 35 años. Pensaba en que tal vez, a esa edad, ya no sería como hoy, y que el pasaporte sería un fresco recuerdo de aquel venticincoañero, que lo único que quería era tener un pasaporte. Llegué y la delegación Benito Juárez y un amable oficial me ofreció un lugar donde estacionarme (!gratuito!), y mi deseo se reavivo, y sólo pude decirme “carajo, tal vez, ahora la expedición de pasaportes es un acto de civilidad absoluta…”
Sólo fue necesario salir del estacionamiento para darme cuenta, que todo era un fantasía (mi cabeza oía la voz dolorosa de Roger Waters diciendo “But it was only fantasy.The wall was too high, As you can see.No matter how he tried, He could not break free. And the worms ate into his brain.”) La fila con gente, esperando lograr el milagro de convertir 1630 pesos en un pasaporte, era enorme. Pero yo aún, en este momento con más candidez que voluntad), decidí formarme, solo para inmediatamente después darme cuenta que las “fichas” que uno tiene que tener, para poder entrar a la oficina y ser sujeto del derecho de obtener un pasaporte, se habían acabado por el día de hoy.
- Disculpe joven, quien esta entregando las fichas
- Aquel sujeto, de lentes, pero ya no hay joven, ya se acabaron
- ¿Cómo? ¿Desde cuando se acabaron?
- No, pues ya tiene rato, se tiene que venir temprano, hay gente que se viene a para aquí desde las 4:30 a.m.
Vi a lo lejos, a aquel extraño pastor, el sujeto donde se depositaba todo el poder, el tipo de las fichas.
-Disculpe, ¿podría darme una ficha?
-No, ya no hay.
-¿Cuántas fichas dan diario?
-300
El sujeto de los lentes, era una un celoso guardián del misterio alrededor de los pasaportes. Pensé en insultarlo, pero no se puede denostar a aquel que controla las llaves del paraíso.
Con la mirada clavada en el suelo, regresé al estacionamiento. Sobre mí sentía la mirada piadosa, pero a la vez aliviada, de todos aquellos que esa mañana, sí podrían tramitar su pasaporte. En el coche, pensaba, mañana yo seré uno de ellos.
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